Todos los textos que se muestran en este blog son originales, y creados por Daniel Montes, administrador y creador del blog. Si ves cualquiera de estos relatos o textos en otra página que no sea esta, NO pertenecen a esa persona, y significa que han sido copiados.
Si te enteras de que alguien está usando los textos de este blog como si fueran de su propiedad, te ruego que me lo notifiques para tomar las medidas oportunas. ¡Gracias!

viernes, 15 de abril de 2011

Cuestión de fe. Parte 1 (Cristianismo)

"Abrió los ojos lentamente, como su los párados le pesaran toneladas, y su mirada describió una linea perfectamente recta. Lo único que vio fue un cielo azul cobalto con alguna nube perezosa que se arrastraba sutil, pero célere sobre la cúpula cristalina. Se notó desnudo. De hecho, si no se hubiera notado desnudo sería un gran problema para su estado mental, ya que, realmente estaba desnudo.
Su primer impulso fue taparse las partes íntimas, pero cuando se incorporó con su raquítico cuerpo para hacerlo, descubrió un paisaje delante suyo. Si es que a esa visión se le puede llamar paisaje, pues consistía en una llanura de dimensiones infinitas, fabricada en su totalidad de una materia blanca y esponjosa, muy parecida a la de las nubes, sólo que mucho más firmes.

La llanura nubosa se extendía hasta que el horizonte cobraba vida y nombre. Un horizonte  anaranjado con tonos violetas. Un horizonte rojizo, con una progresión azul conforme la vista se elevaba emborronada por algún grupo de nubes traviesas en forma de lanzas, que incluso pareciera que le observaran.
Cuando se hubo puesto de pie, se llevó las manos a la cabeza. Observó con gran perplejidad que su flamante melena oscura como las profundidades abisales había desaparecido, para transformarse en una cabellera que más que pelo parecía una procesión de hormigas. La única parte larga que conservaba su cabello consistía de un par de patillas que nacían desde el comienzo de las orejas hasta más allá de la clavícula.
Miró a izquierda y derecha, y sólamente vio nubes, nubes, y más nubes. Se preguntaba una y otra vez dónde diantres estaría, qué había ocurrido, o quién era. La duda recorría su cuerpo, y todo hubiera acabado mucho antes si se le hubiera ocurrido, desde un principio, mirar hacia atrás.

Encuanto su cuerpo viró 180 grados, observo delante suyo unas columnas doradas separadas entre sí por una distancia de 2 metros y medio. Pero no era un dorado de película, ni siquiera un dorado brillante. De hecho tampoco se pudiera decir que pareciera dorado, pues era un color anaranjado, amarillento, y marrón, todo mezclado entre sí. Aún así se podía observar un brillo al contraste de la luz que, supuso, provendría de algún lado, ya que en el cielo no se observaba atisbo de luz alguna. Las columnas poseían unas tallas brillantes, que parecía incluso que se movieran dentro del propio dibujo, conformado casi enteramente por espirales, espirales perfectas.

Entre los dos pilares, se alzaba una escalera completamente recta, fabricada en mármol blanco como las nubes que se encontraba pisando en ese mismo instante, que se difuminaban conforme fueran ascenciendo.
La personilla dudó y, después de cerrar la boca ante el asombro (y el susto) que le había producido el descubrir la estructura que había tenido detrás suyo todo el tiempo, trató de andar hacia las escaleras. Las piernas le pesaban, y notaba los músculos (o al menos esa broma mal pronunciada a la que la naturaleza hbía tenido a bien llamar músculos) entumecidos, pero no había olvidado cómo andar, al menos.
Puso un pie en la escalera, y notó para su sorpresa que su tacto era más cálido de lo que pareciera que pudieran ser. Acto seguido, comenzó a avanzar a paso lento mientras buscaba el inexistente pasamanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario