Algo casi muerto se zambullía en un universo limitado de burbujas. El ocaso hacía frente a la Tierra, y un padre esperaba sentado en un banco pgado a una pared. Gafas de sol en la mirada, y un niño infeliz, inocente, sin maldad pero con odio se preguntaba por qué.
Se evaporaban los sueño a la par que el agua. Todavía no era consciente de lo que se le venía encima. No sabía que aquel experimento que el mundo hacía con él se convertiría en la cruda realidad en unos cuantos años, pero ahora se da cuenta.
Eran grupos de gente. Si huberan sido conscientes de lo que tenían delante, jamás hubieran podido actuar con tan poco escrúpulo, solo dolor se dibujaba en su sonrisa forzada que su padre observaba con aburrimiento perpetuo.
¡Aquí estoy, aquí estoy! Claro, ahí estabas. ¿Quién se había molestado en observar si realmente estabas ahí? Tuvo que gritarlo para que alguien se percatara, para que alguien lo oyera. No hay nada que hacer, no hay nada que hacer.
Abandónate. Tú mismo. Vive o muere, pero decide ya.
No se puede vivir con miedo.
La tipografía es la ropa de las letras, y su sastre es el encargado de transformarlas en belleza. Crea letras, crea frases, crea líneas, crea párrafos, crea textos, crea libros, pero crea algo. No hay nada más maravilloso y locuaz que transmitir belleza con símbolos cicateros sin atractivo. ¡Escribe!
Si te enteras de que alguien está usando los textos de este blog como si fueran de su propiedad, te ruego que me lo notifiques para tomar las medidas oportunas. ¡Gracias!
No hay comentarios:
Publicar un comentario